miércoles, 10 de junio de 2015

No encontré textos de comunicación específicos sobre el tema, pero como mi materia es "Comunicación, Cultura y Sociedad", suelo tratar este tema de la formación de los ciudadanos y el nacimiento de la democracia en el aula, ya que insisto mucho en el diálogo, la tolerancia, el respeto a la Ley, a la Constitución, a los derechos. Algunos de estos temas están en el programa, si bien no es un programa de Construcción de Ciudadanía, pero los toca y yo los comento en clase. Insisto mucho en la formación de una identidad propia, personal, y también nacional, que es comunicable y susceptible de ser compartida para lograr una identidad común. Esto sólo puede darse en el respeto al otro, o sea, en el ámbito democrático. Y todo esto tiene origen en la democracia griega, como cuenta este post.

Hace dos mil quinientos años, en Grecia, nació una civilización que haría surgir la filosofía y la política. Más específicamente en Atenas, la idea de la política se relacionaba con la idea fundamental de la existencia de un hombre que asume una postura activa en la búsqueda de un orden político autónomo, no dado por la divinidad, como hasta el momento era la premisa. Es por esto que un recorrido histórico que tenga por fin la construcción del concepto de ciudadanía debe iniciarse aquí, sobre todo considerando que su extraordinaria fuerza innovadora llega a nuestro tiempo: las discusiones que plantea son en muchos casos las mismas de hoy en día (ver más abajo Platón-Protágoras) y es, a la vez, base de la otra gran ruptura histórica, la de la modernidad. En la Atenas del siglo V a. C., llamado «de Pericles», se fue desarrollando una idea de ciudadanía que tenía que ver con el reconocimiento de derechos (y su paulatina expansión) y la noción de igualdad, es decir, que se trataba de una ciudadanía que contenía en germen sus elementos básicos.

¿Cómo participaba este hombre nuevo, el ciudadano, en la tarea que lo caracteriza, es decir, en la gestión del gobierno? Para aclarar este punto, consideramos solo a la polis de Atenas, donde el sistema alcanzó su mayor esplendor (y decadencia). Cuando se mencionan estos temas, acude una idea, la de la democracia directa llevada a cabo por estos ciudadanos en la asamblea, donde se tomaban las decisiones políticas básicas. Esto tiene un claro valor simbólico que hace extraordinariamente importante a la institución: todos los ciudadanos podían participar en las deliberaciones, todos podían opinar y votar —aunque en la práctica no fuera así, porque el número de ciudadanos y la extensión del territorio lo hacían imposible—. Los historiadores han calculado la población de Atenas para ese siglo en quinientos mil habitantes, de los cuales unos trescientos mil eran esclavos, cincuenta mil extranjeros, cien mil mujeres y niños, todos ellos excluidos del ejercicio de la ciudadanía, con lo cual restan 50 mil ciudadanos aproximadamente. Aunque estas cifras son solo estimativas y otros autores hacen los cálculos sobre la base de una población de alrededor de trescientos mil habitantes, el fondo de la cuestión no cambia. Si bien todos los que tenían la condición de ciudadanos podían participar, muchos no lo hacían; por lo tanto, no se trataba de una democracia directa y, en consecuencia, completa, como se la ha idealizado (sin restar importancia a la fuerza de la idea).

Quizás lo valioso era el método para seleccionar ciudadanos para los cargos de gobierno, que enfatizaba la idea de igualdad, porque esa elección se hacía por sorteo: si todos son iguales, es el azar el que decide. Por supuesto que este sistema tiene su límite en cuanto el cargo exige capacidades especiales para su desempeño. El ciudadano común también participaba en la administración de justicia a través de tribunales que decidían la culpabilidad o no de los acusados, en una profunda manifestación de democracia.

En Atenas recién se llegó a determinar la condición de ciudadano después de un proceso que culmina con Pericles. Bajo su gobierno se estableció que ciudadano es todo varón, hijo legítimo de padre y madre atenienses, de más de veinte años de edad. La desigualdad que esto implica, en su carácter de ciudadanía restringida, debe ser considerada respecto de los ciudadanos y no ciudadanos, y de los que tienen la condición de ciudadanos entre sí. No ciudadanos eran los esclavos —un número importante, según vimos—, condición a la que se llegaba por ser prisionero de guerra, pero también por ser un ciudadano que no pudo pagar sus deudas, con lo cual los más pobres eran privados fácilmente de sus derechos políticos. Hacia el 500 a. C. se abolió la esclavitud por deudas. Tampoco tenían el estatus de ciudadanos los extranjeros —considerables en cantidad—, que eran habitantes de segunda, con restricciones tan graves como no poder ser propietarios o no tener igualdad legal. Entre los mismos ciudadanos las diferencias estaban dadas por los ingresos, ya desde el principio del proceso: los más ricos tienen más derechos que los pobres, aunque se va avanzando hacia la igualdad de derechos. Para la participación política, el grado de riqueza es importante: se necesitan medios de subsistencia para poder asistir a la asamblea, los tribunales y ejercer cargos. Es decir, que para que el ciudadano dispusiera de tiempo de ocio, debía tener esclavos que realizaran el trabajo en sus tierras; de lo contrario, su participación se restringía o directamente se anulaba. Estas desigualdades fueron muy pronunciadas y dieron lugar a grandes conflictos. Si bien se trató de redistribuir a favor de los más pobres a través del gasto público y la creación de colonias, la desigualdad persistió y generó un pequeño grupo de privilegiados. Sin embargo, la figura del ciudadano trabajador es aquí relevante; si bien se trataba de una sociedad esclavista, gran parte del trabajo era realizado por hombres libres que tenían que trabajar para vivir, o sea, ciudadanos pobres.

En este lugar y en este momento histórico excepcional se plantearon dos cuestiones claves para todos los tiempos: a quiénes se considera ciudadanos y cuál es el papel o la función del conocimiento en relación con la condición de ciudadanía. Aquí vale la pena recordar que en la antigua Grecia conocimiento era sinónimo de filosofía. ¿Era conveniente que todos los ciudadanos atenienses fueran ciudadanos y, por lo tanto, estuvieran habilitados para hacerse cargo de los asuntos públicos? ¿O debía ser esa una tarea reservada a los filósofos? Esos interrogantes fueron el punto de partida de discusiones que atraviesan la historia sin perder validez, y que fueron origen de legislaciones positivas en distintas épocas. Lo central del tema es si el trabajador, el hombre común, está capacitado o no para gobernar, para participar o no en las decisiones políticas, si estas tareas no quedan reservadas para los filósofos, para los expertos, para la gente educada. Como puede verse, es la discusión de hoy en cualquier mesa de bar, que ya estaba plasmada en el diálogo Protágoras, de Platón, donde Sócrates pone en tela de juicio la capacidad del «vulgo» para gobernar: «… cuando la Asamblea se reúne veo que si se trata de construcciones se llama en consulta a arquitectos, si se trata de navíos se hace venir a armadores. (…). Si en cambio se trata de los intereses generales de la ciudad, vemos que se levantan indistintamente para tomar la palabra arquitectos, herreros (…) ricos y pobres, nobles y gentes del vulgo, y nadie les echa en cara, como en el caso anterior, que se presentan allí sin estudios previos, sin nunca haber tenido maestros, a dar algún consejo: prueba evidente de que nadie considera que esta sea materia de enseñanza». Este argumento por el cual los trabajadores no están calificados para gobernar predominó en Occidente durante más de dos mil años. La respuesta de Protágoras, el sofista asesor de Pericles, es que todos tienen derecho a hacer las leyes; no es que algunos tengan un conocimiento que otros no tienen, el pobre y el rico, el terrateniente y el campesino, tienen el mismo derecho a participar en la asamblea.

El manejo de los asuntos políticos se aprende «del mismo modo que se aprende la lengua materna»: en el hogar, la calle, el trabajo y, eventualmente, en la escuela. La única forma de hacer política es la discusión y el consenso de todos, y no es —como sostiene Platón— que solo los filósofos son aptos para gobernar, porque se dedican a buscar las verdades absolutas. En cambio, el principio del «hombre medida de todas las cosas» genera multitud de opiniones o de verdades subjetivas que llevan a la anarquía. Dice Platón: «La justicia es que los superiores gobiernen sobre los inferiores» (Gorgias). Por lo tanto, la democracia es un orden antinatural, ya que, si cada uno opina y actúa según su parecer, se altera el orden «natural», lo que conduce al caos. El planteo es: ¿ciudadanía para todos o ciudadanía restringida? Y cuando hablamos de «restringida» nos referimos no solo a la limitada extensión del derecho al voto —no votan los analfabetos, ni los que carecen de propiedades o de determinado nivel de ingresos, por ejemplo—, sino también a las situaciones en las que se ejerce el voto universal pero acotado a la elección de los expertos que mejor gobernarían en determinada oportunidad. Vote y regrese al espacio privado: el hogar, el lugar de trabajo o, en los últimos tiempos, al lugar de consumo por excelencia, el shopping.

En Atenas se gestó la idea y la práctica de la ciudadanía: ser ciudadano era un orgullo y todo tipo de coerción sería eliminado y reemplazado por la discusión y el consenso. La idea de pertenencia a la comunidad, de respeto a las tradiciones y la ley (por lo que Sócrates acepta su propia ejecución), la anteposición de los intereses públicos a los privados, todo lo que constituyó el andamiaje de la Atenas clásica —tan exitosa en su política, sus batallas y su economía— se resquebrajó a partir de la derrota ante Esparta, con la que se cerró el siglo V a. C. No es que en el período de gloria se desarrollara en forma perfecta la democracia, no todos los griegos la aceptaban. El enriquecimiento privado por el desempeño de cargos públicos, por ejemplo, era común y, por eso, existían los juicios de investigación sobre sus patrimonios al finalizar la gestión. Pero, a fines del siglo V a. C., esta y otras manifestaciones se agudizan; ante el desastre militar, entran en crisis las creencias y aparece un hombre que tiende a hacer prevalecer lo privado por sobre lo público, surge la idea de individuo, expresada por los filósofos sofistas. Estos enseñaban el arte de gobernar en forma individual y paga, mientras que Sócrates lo hacía en la plaza pública sin cobrar, lo que es una manera clara de visualizar el pensamiento de cada corriente. Ya Platón, en su Academia, impartía una enseñanza no gratuita (la primera academia tenía por fin formar en el arte de la política a los hijos de la aristocracia en decadencia). La decadencia abrupta de la polis modelo conlleva el empobrecimiento de gran parte los ciudadanos, el reemplazo de la democracia por una tiranía y el fin de las alianzas base del imperio. Una aristocracia enriquecida en este contexto lleva a prácticas que no se condicen con la condición de ciudadano: la venta de votos y la integración del ejército por mercenarios, cuando la libre participación política y la defensa del territorio por parte de los ciudadanos eran requisitos esenciales de su condición.

En el escenario de decadencia de la democracia ateniense aparece Isócrates, un filósofo cuyas ideas, enseñanzas y acciones se sustentaban en la retórica. Isócrates consideraba que la palabra era acción política en sí misma y, por lo tanto, esencial en el ejercicio de la ciudadanía. Para practicar la retórica, los ciudadanos necesitaban formarse, recibir una verdadera educación política. A través del estudio y la práctica de la retórica, este filósofo pretendía una verdadera formación moral del ciudadano, opuesta al relativismo y el efectismo inmediato de los sofistas, y diferente del idealismo platónico y de su concepción del filósofo como gobernante de la polis. La educación política era para Isócrates una formación para la acción política.

Ubicado en una situación histórica crítica, Isócrates buscaría alcanzar, desde su perspectiva cultural, tanto la unidad de todos los helenos como la superación de la decadencia de su polis, Atenas. Para esto sería necesario educar a las nuevas generaciones de atenienses por medio de la retórica, único agente formativo capaz de dotar al ciudadano y al dirigente de las herramientas fundamentales para salvar a Grecia de un ocaso total. A través de su modelo intelectual y de vida, Isócrates esperaba lograr un efecto multiplicador, transformando a sus educandos en educadores políticos de otros ciudadanos, que a su vez continuarían la labor emprendida.

Fuente: Para educar - Aportes para la Enseñanza para el Nivel Medio
http://www.aportes.educ.ar/sitios/aportes/recurso/index?rec_id=110275&nucleo=etica_nucleo_recorrido

martes, 9 de junio de 2015

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO: la educación "bancaria"

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO
Paulo Freire
La concepción “bancaria” de la educación como instrumento de opresión
La educación tradicional es narrativa, discursiva, disertadora.
Los contenidos tienden a petrificarse, ya que la realidad se transforma en algo detenido, estático, dividido, ajeno a la experiencia existencial de los educandos.
El educador es su agente indiscutible, debe “llenar” a los educandos con los contenidos de su narración. La palabra, así narrada, se vacía y se transforma en una palabra hueca. Los alumnos pasan a ser “vasijas” donde se “depositan” los conocimientos. El que más llene, mejor educador será. El que más se deje “llenar”, mejor educando será.
La educación se transforma en un acto de depositar: el educando hace comunicados (no se comunica) y hace depósitos que los educandos memorizan y repiten. Pasan a ser coleccionistas o fichadores de cosas que archivan en sus mentes.
El saber, en este tipo de educación, es una donación de los que se juzgan sabios a los que juzgan como ignorantes. La rigidez de los roles niega la educación y el conocimiento como lo que debería ser: un proceso de búsqueda.
El educador es el que sabe, es quien piensa, es quien habla, es quien disciplina, es quien actúa, es quien elige el contenido, es el único sujeto (ya que los alumnos son objetos).
La educación bancaria no estimula la crítica, lleva a la pasividad, por lo tanto satisface intereses de los opresores. Éstos tratan de cambiar la mentalidad (y no la situación) de los oprimidos, para dominarlos mejor. Como los considera “ineptos y perezosos”, y por eso están “marginados” de la “sana sociedad”, hay que “ajustarlos” a ella.
Para la educación bancaria, pensar auténticamente es peligroso, puede alertar conciencias, ir contra su “domesticación”. Niega la vocación del hombre de “ser más” para cambiarla por el “tener más”.
El educador “bancario” no puede buscar ser con los otros. No puede percibir que la vida humana sólo tiene sentido en la comunicación en torno a una realidad.
Por eso transforma a los educandos en necrófilos, los que aman la muerte, lo mecánico, convirtiendo lo orgánico en inorgánico, a las personas en objetos. Se nutre del amor a la muerte, y a lo muerto.
El educador bancario no llega a percibir la fuerza deshumanizadora de esta forma de enseñar.
En cambio, la educación liberadora debe conciliar ambos polos: educador y educando. Ambos (se) educan, ambos aprenden. Busca llegar a la esencia, al ser de la conciencia, aplicando el diálogo en un proceso en que crecen juntos los dos.
Busca la emersión de sus conciencias, no la inmersión.
Busca despertar, no anestesiar.
Busca incluir a los hombres en la Historia y en el devenir de la realidad. Hace que los hombres se sientan sujetos en solidaridad con otros.
La educación bancaria ejerce violencia porque evita la conciencia de esta inclusión social e histórica, evitar que los hombres sean sujetos de su propio movimiento.
Superado el autoritarismo del educador “bancario”, educador y educando se hacen sujetos de su proceso y están mediatizados por el mundo con una visión compartida por ambos. El mundo se humaniza con su visión, ya que ambos participan de este proceso.
“Ningún orden opresor soportaría el que los oprimidos empezasen a decir: ¿por qué?”.

Video sobre el pensamiento de Paulo Freire en Youtube
https://www.youtube.com/watch?v=Z71nH_4y7Bo

sábado, 6 de junio de 2015

Pedagogía: Parcial Domiciliario

  
Parcial Domiciliario

1 – Análisis de casos: Rosario Vera Peñaloza.
Rosario Vera Peñaloza, "Maestra de la Patria"
Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1873 en el pueblo de Atiles, La Rioja. Dedicó su vida a la enseñanza. Fundó el primer jardín de infantes argentino. El Consejo Nacional de Educación le encargó la formación del Primer Museo Argentino para la Escuela Primaria, hoy Complejo Museológico del Instituto Félix Bernasconi. Luego de una admirable trayectoria, llegó a Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial. Falleció el 28 de mayo de 1950. Esa es la fecha que se toma, precisamente, para conmemorar, en su honor, el "Día de la Maestra Jardinera" y el "Día de los Jardines de Infantes".
Conocida como “La maestra de la Patria”, Rosario Vera Peñaloza dejó mucho en la educación argentina. De muy pequeña sus padres murieron dejándola huérfana y al cuidado de su tía materna que fue quien le inculcó el amor hacía las letras. Una mujer modesta, humilde, poseedora de gran inteligencia. Estudiosa y trabajadora. Fue inspectora de Escuelas municipales, pedagoga, maestra, directora y fundadora de varias instituciones.
Comenzó su educación en San Juan, y siguió estudiando en La Rioja para 1884. Rosario tenía solo 15 años cuando falleció Domingo Faustino Sarmiento. En 1892 se trasladó a Paraná para estudiar profesorado y en 1894 obtuvo su título Superior de enseñanza. La joven maestra no se dio por vencida al obtener su diploma, si no que siguió sus estudios abriéndose a otras ramas del saber. Continuó su educación aprendiendo de Dibujo, Pintura, Modelado, Grabado, Corte y confección, Tejido en telar, Artes decorativas y Trabajo Manual.
Fue la fundadora del primer jardín de infantes de Argentina, en 1900 que funcionaba como un anexo de la escuela de su ciudad natal en donde ella había dado sus primeros pasos educativos, ya para 1906 la nombraron vicedirectora de esta institución. Luego continuó esta labor, abriendo jardines de infantes por otras provincias Argentinas y se abocó a la educación preescolar.
En 1907 fue vicedirectora de la Escuela Alberdi en Córdoba, donde se desempeñó en su cargo hasta 1912 que pasó a ser Directora de la Escuela Roque Sáenz Peña en Buenos Aires. A medida que pasaba el tiempo, Rosario iba sumando alumnos. En los años que ella ocupó su cargo como directora, la cantidad de asistentes a clase se quintuplicó, llegando a más de mil quinientos.
En 1931 cumplió su sueño de abrir un museo. Este fue fruto de años de lucha y estudios. Ella solía ver a la Geografía como la base de todos los conocimientos. Así fue que para ese año, Rosario Vera Peñaloza fundó el Museo Argentino en el Instituto Félix Bernasconi, donde colaboró con su trabajo de forma gratuita durante 18 años. Creó salas folklóricas y dictó clases cortas para todos aquellos argentinos que se interesaban por aprender la cultura de su tierra. Defendió la cultura nativa, puesto que era muy necesario para ella fortalecer las raíces de un país al que llegaban tantos inmigrantes.
Esta mujer sentó las bases de estudio para miles de maestras jardineras que, al igual que ella, amaban a los niños. Trabajo con textos, los estudio y logró compaginarlos para adaptarlos a la educación argentina. Afirmó que puede enseñarse a los más pequeños desde otra perspectiva, adaptando textos para mayores y mediante actividades recreativas y juegos. Le dio suma importancia a la creación manual. Siempre sostuvo que cuando un niño crea con sus propias manos, lo que hace es expresarse activando la función cerebral.
Al cumplir sus 50 años de carrera docente, se formó una comisión con el objeto de homenajearla. Gente de Argentina, Chile, Uruguay y Perú se adhirió. Firmaron un álbum que llevaba grabado lo siguiente:
"A Rosario Vera Peñaloza, espíritu superior, noble y generoso, mujer abnegada y educadora ejemplar, que se ha dado y se da por entero a la educación, sin reparar en sacrificios y sin esperar recompensa y que tiene ganado, en buena ley, por su vasta cultura, su clara inteligencia, y su gran corazón el título de MAESTRA DE LA PATRIA, devotamente le ofrecen sus amigos de todo el país, colegas, admiradores, ex discípulos, este modesto recuerdo en sus bodas de oro con la escuela argentina. Día del Maestro, 11 de septiembre de 1945".
Falleció a los 77 años, el 28 de mayo de 1950. Fecha que en Argentina es conmemorada como DIA NACIONAL DE LOS JARDINES INFANTES.
Entre algunas de sus obras escritas se destacan:
"El hombre que rehusó el Olimpo"
 "Los hijos del sol"
 "Historia de la Tierra"
 "Un viaje accidentado"
 "Cuentos y Poemas"
 "Pensamientos breves sobre juegos educativos".

            A través de las estrofas de la canción “Rosario Vera, maestra”, intepretada por Mercedes Sosa, te propongo analizar las siguientes cuestiones:

a)
·         Dispositivos
·         Enseñanza/Instrucción
·         Vocación/profesión
·         Normalización
En cuanto a los Dispositivos, la canción nos habla de Dispositivos conocidos por todos, y que identifican a la escuela pública: pizarrón, tizas, blancos delantales, aulas.
La Enseñanza está referida al enfoque magistocéntrico, donde la maestra “siembra semillas de letras” y tiene “las manos sucias de tiza”.
Su Vocación es la que surge de su voluntad y su corazón, ya que “sueña sueños” de que todos los niños estén dentro del aula. Hay voluntarismo y batalla personal en estas estrofas.
La Normalización está dada por los “millones de argentinitos vestidos como de nieve”, todos iguales. No olvidemos que Rosario Vera fue Directora de la Escuela Normal Nº1, pionera en la actividad de las maestras convocadas por Sarmiento para dar “una educación normal” a sus alumnas (la escuela era de señoritas por aquél entonces). Lo sé porque yo estudié allí.
b)  ¿A qué se refiere cuando habla de “ganando mansas batallas”. Fundaméntalo.
En mi opinión, la canción se refiere a la idea imperante, que es la idea de Sarmiento: ganar la batalla contra la ignorancia, contra la barbarie. “Un pueblo que no es culto votará a Rosas” pensaba el gran Maestro, y yo coincido con su forma de pensar. Una maestra como Rosario gana batallas todos los días, en épocas en que había mayor cantidad de inmigrantes que de criollos, y había que dar cohesión a una Nación que se estaba formando. En 1900 más de la mitad de la población era de origen extranjero, y luego, en plena época de trabajo de Rosario Vera, esta cifra aumentó hasta llegar casi al 80% (1912-1914). Por lo tanto, dar clase era una verdadera batalla diaria para enseñar a niños cuyo idioma familiar era absolutamente diferente. Familias que vivían en condiciones muy humildes, cuyos padres se veían obligados a trabajar todo el día (incluso los fines de semana) y donde era muy difícil para estas familias “salir adelante”. Del mismo modo, la tarea de las maestras fue ímproba y no ha tenido el reconocimiento que merece en la formación de nuestra identidad y nuestra nacionalidad.
c) Teniendo en cuenta que Pineau describe a la escuela como “La máquina de educar”, ¿qué piezas de esas máquinas encontrás en estas estrofas?          
Tu oficio, qué lindo oficio,
magia del pueblo en las aulas.
Milagro de alfarería,
Sonrisa de la mañana.

Yo sé los sueños que sueñas,
Rosarito Vera, tu vocación,
pide una ronda de blancos delantales
frente al misterio del pizarrón.

Para Pineau, la educación, o mejor dicho, la Escuela, es una máquina de educar. En estas estrofas hay una idea de “alfarería”, de trabajar con el barro, con lo que hay, con lo que la vida me presenta, trabajar como un trabajo manual, todos los días, como se trabaja en una fábrica. Por eso dice “milagro de alfarería” y “sonrisa de la mañana”, o sea, de todas las mañanas, en lo que el poeta considera “un oficio” que hace “magia” en las mentes de los pueblos, en un trabajo constante, sin descanso, como en las fábricas.

d) Basándote en el análisis anterior y teniendo en cuenta que esta maestra fue fundadora de los primeros Jardines de Infantes, ¿es representante de la escuela tradicional, de la escuela nueva o representa a ambas? Las pistas las encontrarás en su biografía. Fundamenta tu respuesta.

En mi opinión personal, de ambas. Por un lado intenta llevar la educación “a todos” como en la idea tradicional, con dispositivos tradicionales. Lleva la educación hasta los confines de la patria, en la forma “normalizadora” que conocemos. Pero por el otro hay una renovación de métodos, un “tratar de llegar” a la mente del niño, buscando su expresión y su creatividad, adaptando textos, buscando nuevas maneras de enseñar. Podríamos hablar de una enseñanza tradicional pero matizada con nuevos métodos, pero aplicándolos a la escuela argentina, que recién estaba ampliando su llegada a toda la población. 

e) Si tuvieras que fundamental su perfil innovador. ¿Qué estrofa elegirías? ¿Por qué?

Con relación a lo que opiné en el párrafo anterior, sigo pensando que la innovación pasa por la vocación, por la voluntad, pero a la vez, por la creatividad. Creo que elegiría éste:

“Con manos sucias de tiza
siembras semillas de letras
y crecen abecedarios
en tu corazón, maestra”

Y también la estrofa que a mi entender le da sentido a todo lo que hacemos:

“Palotes, sumas y restas,
tus armas son, maestrita,
ganando mansas batallas,
ganándolas día a día”.


2- Si tuvieras que fundamental la escuela por medio de esta imagen con el texto de Gimeno Sacristán, “La Pedagogía por Objetivos”, ¿cómo lo harías? ¿qué partes del texto ves reflejadas? Detállalas y fundaméntalas.

(según la imagen de “La Máquina de la Escuela” de Francesco Tonucci realizada en 1970).

            Según comenta Gimeno Sacristán, la escuela es una institución que tiene un objetivo final: la eficiencia y la rentabilidad, en una sociedad fuertemente tecnificada. Y esta rentabilidad, obviamente, debe ser material. Basada en un enfoque taylorista, la escuela repite las formas fabriles que conocemos: ingresa materia prima, ésta se procesa, se obtiene un producto, este producto se vende, la venta produce ganancias. Los desechos se almacenan en algún lugar en que no molesten, o bien, se arrojan sin reciclar en algún lugar adonde se pueda contaminar sin restricciones.
            De la misma manera, en el dibujo de Tonucci ingresan niños como materias primas, se los toma con “manos de acero”, se imprime en ellos el material didáctico, y salen directamente hacia una carrera de bienestar, cultura, dignidad y poder. Los desechos se arrojan sin culpa, lejos del otro camino, el de “lo que la sociedad espera”. Se prohíbe la entrada a todos los que están ajenos al tema y a la maquinaria, mientras que por la cinta transportadora salen finalmente los productos, todos iguales, maquinados de la misma manera, rumbo al mercado de trabajo.
            Por otro lado, en el dibujo se ve a un profesor controlando que todo salga bien, mientras que otro superior controla la llegada de material didáctico.
            Dice Sacristán citando a Bobbit, que “la educación viene a caracterizarse, pues, como un entrenamiento que facilita la formación de hábitos de forma eficiente para el desarrollo de las actividades humanas que los hombres desempeñan en la sociedad industrial”. Sacristán comenta que “la educación se reduce aquí a un mero entrenamiento en coherencia con la extrapolación del modelo industrial, donde formación es, ante todo, adquisición de destrezas concretas y útiles”.
            En este contexto, en el que la educación se transforma en una fábrica, los resultados son cuantificables y por eso, representan el deseo final de todo el proceso: resultados medibles, concretos y observables, “lo mismo que lo son las destrezas de un trabajador” porque son, antes que nada, “actividades”. No se trata de teorizar, se trata de hacer.
            Según comenta Sacristán citando a Callahan, el resultado ha sido deplorable, ya que se han extrapolado valores y prácticas del ámbito industrial y de los negocios en forma indiscriminada. Y no sólo porque se trata de conseguir “el mejor producto”, sino porque este producto se quiere conseguir “al costo más bajo posible”. Tanner sostiene justamente lo contrario a esta Pedagogía de Objetivos: el modelo industrial no es válido para el ámbito educativo, “porque la educación no se ocupa de producir objetos inanimados, sino de seres en desarrollo que deben ser capaces de comportarse competentemente, pero no ante problemas fijos, sino ante aquellos que van a surgir”. Y la propia educación debe ayudar a manejar.
            Para Sacristán, la eficiencia en sí misma no es un valor, por el contrario, es una posición alienante, meramente tecnocrática. Por el contrario, la concepción de la educación debe ser rica, progresista y liberadora, sin dejar de lado su función creadora a nivel individual y social.
            Si bien, de acuerdo con Jesús Palacios, la educación “es un noble edificio antiguo cuyos cimientos se resquebrajan”, la Pedagogía por Objetivos no es la respuesta a esta crisis, sino es una simple adaptación a un sistema de producción y de mercado, con base taylorista. No puede resolver, de ninguna manera, la crisis de la educación, que es también la crisis de la sociedad capitalista.

Bibliografía utilizada

& Biografía de Rosario Vera Peñaloza, Efemérides del sitio del Ministerio de Educación de la República Argentina.

& Biografía de Rosario Vera Peñaloza, del sitio Biografías.es.

& Muestra sobre la actividad de la Directora Rosario Vera en la Escuela de Educación Nº1 “Presidente Roque Sáenz Peña” en el sitio “Huellas de la Escuela – Legado de la Historia Educativa de la Ciudad de Buenos Aires”.

& Dibujo de Edificios Escolares del sitio “Huellas de la Escuela”.

& J. Gimeno Sacristán, “La Pedagogía por objetivos: Obsesión por la eficiencia”, sexta edición, Capítulo 1, Ediciones Mórata S.A., Primera Edición 1982.

& Jesús Palacios, “La Cuestión Escolar”, Pedagogía 1, Problemática Social y Pedagógica, Módulo 1, año 2012.

Foto de portada: Quinto Cuarta de la E.S. Nº16 - año 2014, con la profesora Adriana Sylvia Narvaja y el profesor de Sociología, Sebastián Valenzuela, y nuestros queridos chicos. 



Tabla de las diferencias de la Web

Web 1.0
Red Pasiva

Web 2.0
Red Participativa
Web 3.0 o Web Global Semántica
Web 4.0  Red basada en Inteligencia Artificial
Es la Web inicial, con una visión unidireccional para un público pasivo que recibe información de editores o webmasters, sin posibilidad de interactuar con ellos, ni agregar información.
La Web evoluciona hacia una mejor interacción. Se caracteriza por su sencillez, simpleza, practicidad, y está al alcance de todos, sin necesidad de conocimientos específicos de computación.
Se abre la posibilidad de subir textos, fotos y videos rápidamente. Los usuarios producen la información e interactúan con otros.
Se la compara con un ser vivo, ya que sin la intervención de los usuarios, “moriría”. Es la era de las redes sociales como facebook, blogger, youtube. La web reúne una Inteligencia Colectiva.
La 2.0 nos permite organizar la información, generar y publicar contenidos y comunicarnos.  Es, más que una tecnología, una actitud: genera colaboración y ofrece servicios.  
La Web avanza hacia la Inteligencia Artificial, combinando técnicas que ya existen. Es el próximo desafío de la Web: conectar, interpretar, disponibilizar datos a medida del usuario. Tiene mejor segmentación y personalización, sumando contenido semántico, inteligencia artificial, inteligencia colectiva y gestión de conocimiento. Todo estará conectado para satisfacer las búsquedas del usuario: Habrá una oferta personalizada para realizar compras, encontrar música, videos, viajes, etc.
Para lograr esta interacción con el usuario, usa datos que organiza y extrae el sentido y el orden de la red existente y analiza cómo la gente interactúa con ella.
Es la Web total, la forma en que el sistema cobra protagonismo. Se propone unir inteligencias para que las personas y las cosas se comuniquen y razonen en conjunto. Es difícil predecir dónde se detendrá, y qué alcances y cambios producirá en la sociedad. Se busca generar que el usuario tenga una identidad que supere todas las barreras, y pueda acceder a todos los sistemas.


Guía de Pedagogía sobre textos de Saviani

 
Buenos Aires. Correccional de menores, 1914.
Documento fotográfico. Inventario 31478.
Guía de lectura de la unidad N° 3: Teorías no críticas y críticas de la educación
Bibliografía:
 -Saviani, Dermeval “Las teorías de la educación y el problema de la marginalidad en América Latina” en Revista Argentina de Educación, Año II, N°3.fragmentos
 1-Al comienzo del texto Saviani divide la cuestión de marginalidad en dos grupos. ¿En qué basa el autor esta división? ¿Qué lugar ocupa la marginalidad?
        De acuerdo con estimaciones de 1970, el nivel de deserción escolar llegaba al 50%, mientras otros niños ni siquiera llegaban a la escuela, y estaban marginados de ella. Para ubicar a las teorías educacionales con respecto a la marginalidad, el autor las divide en dos grupos:
& Las que entienden que la educación es un instrumento de igualación social, y de superación de la marginalidad.
& Las que entienden que la educación es un instrumento de discriminación social, o sea, un factor de marginación.

Ambos grupos explican la cuestión de la marginalidad a partir de entender de determinada manera las relaciones entre educación y sociedad.

2-¿Qué cuestiones sustanciales  separan a las teorías críticas de las no críticas?

            El primer grupo, que el autor llama de “teorías no críticas” sostiene que la marginalidad es simplemente una “desviación” que necesita una “corrección”, ya que la educación refuerza los lazos sociales y garantiza la integración de todos los individuos al cuerpo social. Si esta desviación existe, debe ser corregida intensificando los esfuerzos educativos. La educación evitará la disgregación de la sociedad y garantizará la construcción de una sociedad igualitaria.

            El segundo grupo, el de “teorías críticas”, entiende que la sociedad está marcada por la división entre grupos o clases sociales antagónicas, donde el grupo dominante se apropia de los resultados de la producción social y margina a los demás. La escuela refuerza la dominación y legitima la marginación, porque la escuela es la producción de marginalidad cultural y escolar.

            Las “teorías no críticas” estudian la escuela en sí misma, en forma autónoma, y las “críticas” la remiten a las condiciones sociales y a la estructura socioeconómica en la cual se manifiesta el fenómeno educativo.

3-Completar el siguiente cuadro siguiendo el texto de Saviani para integrar los conceptos
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Escuela Tradicional


Características del docente

Relación
Docente-alumno

Relación con el saber

Características edilicias
(Dispositivos)

Que se entendía por marginalidad

La escuela es el instrumento para convertir a los súbditos en ciudadanos. “El maestro será el artífice de esta gran obra”, dice Saviani. El docente debe estar razonablemente bien preparado. Su autoridad no admite discusión, y es jerárquica con respecto a los demás miembros del Cuerpo Directivo (Director, etc.).









La escuela está centrada en el docente, que transmite la herencia cultural a los alumnos. Al alumno le corresponde asimilar estos conocimientos.

Las escuelas eran organizadas en forma de clases, con un maestro que exponía las lecciones y que los alumnos seguían atentamente.
Lo importante es aprender.

Escuelas divididas con patio central, aulas con grandes ventanas para observar la clase, bancos fijos para que los tinteros no se desparramen. Timbre para marcar el inicio y el final del aula (como la sirena de la fábrica). Profesor subido a una tarima. Métodos de castigo y penalización por no cumplir o por desobedecer. Símbolos patrios, rituales, himno.
Delantar igualador. Mímicas respectivas (levantarse para saludar, manejarse con determinadas pautas de corrección). Grandes textos a imitar y a asimilar.

La causa de la marginalidad es la ignorancia. La escuela es un antídoto contra esta ignorancia, su papel es transmitir los conocimientos acumulados por la Humanidad y sistematizados.




Escuela
Nueva












La educación deberá ajustar los individuos a la sociedad, inspirando en ellos el sentimiento de aceptación de los demás y por los demás. La educación construirá una sociedad cuyos miembros se acepten mutuamente y se respeten en su individualidad específica. El profesor es un estimulador  y orientador del aprendizaje.

Esta concepción desplazó el eje del profesor hacia el alumno, de la disciplina hacia la espontaneidad, del directivismo hacia el no directivismo.

Se trata de una pedagogía de inspiración experimental basada en las contribuciones de la psicología y la biología. Lo importante no es aprender, sino aprender a aprender. El aprendizaje es una consecuencia espontánea del ambiente estimulante y la relación viva que se establece con el saber y el maestro.

Debía agrupar a los alumnos según sus áreas de interés originados en su actividad libre. El maestro tiene que trabajar con pequeños grupos de alumnos, para no dificultar la relación interpersonal. Materiales didácticos ricos, biblioteca de aula. Edificio de clima alegre, movido, bullicioso y multicolor. Alumnos sentados en grupos, con posibilidad de pararse, caminar, hablar, interactuar y preguntar.

El marginado ya no es el ignorante sino el rechazado, el que no es aceptado por el grupo.
Se nota una bio-psicologización de la sociedad, la educación y la escuela. Se estudia a los “anormales” como marginados, ya que son los desajustados, los desadaptados de todos los matices. Se “descubre” que todos los hombres son esencialmente diferentes, que cada individuo es único.







Escuela tecnicista

El docente es un técnico, y debe ser el mejor, el que mejor separe lo no racional de lo racional, exacto, científico de lo que no lo es, y lo transmita.














Exigencia, disciplina, racionalidad, carencia de sentimientos personales o sensaciones, que son subjetivas. Se evalúa si el alumno responde o no correctamente a este adiestramiento.

La base teórica se desplaza hacia el neopositivismo, el conductismo y el método funcionalista. Lo importante para esta pedagogía es aprender a hacer.

La escuela se reorganiza mediante la burocratización. Se cree que el proceso se racionaliza con mayor planificación, y el control se hace por medio de formularios.
Pierde de vista la especificidad de la educación y aumentó el caos educativo, la fragmentación y la discontinuidad. Altos índices de deserción y repitencia.

Partiendo del supuesto de la neutralidad científica y con aplicación de racionalidad, eficiencia y productividad, el proceso educativo se transforma en objetivo y operacional.
Es la objetivación del trabajo pedagógico. Así como el trabajador ocupa su lugar en la línea de producción, el alumno ocupa su lugar en la escuela. “Marginado será el incompetente, o sea, el ineficiente e improductivo” dice Saviani. La educación contribuirá a superar el problema de la marginalidad en la medida en que forma individuos eficientes, capaces de contribuir al aumento de la productividad en la sociedad. La marginalidad, como ineficiencia e improductividad, es una amenaza a la estabilidad del sistema.




Inmigración digital

        Días pasados un alumno me dijo que yo, como mis antepasados no eran propios de aquí, la Argentina, éramos “invasores”. El tema venía a cuento porque respondí a una pregunta que me hicieron diciendo que mis abuelos eran europeos, mi abuela, de Galicia, y mi abuelo, nieto de genoveses. Por lo tanto, eran invasores.
        Por respuesta le dije que no eran invasores, ya que habían venido a trabajar, y con poco o muy poco. Y a eso se habían dedicado toda la vida.
        Bueno, creo que también nosotros somos inmigrantes digitales, pero no somos invasores. Llegamos para trabajar. Hay quien le gusta más las TIC, a otras conocidas mías no les gustan para nada, y rechazaron de plano cualquier aproximación a la era digital. Recuerdo haberles dicho “éste es un tren, si no te subís, te quedás en el andén” y espero que hayan tomado ese tren. Yo lo tomé, aunque no de buen grado. Pero sabía que debía actualizarme, especialmente para poder trabajar, que es lo que como a todos, me interesa.
        Debemos actualizarnos, debemos tomar el tren, nos guste o no. Si vamos a viajar, no sabemos bien cómo funciona la locomotora, ni cómo están enganchados los vagones, pero nos subimos, viajamos igual, porque tenemos un objetivo que va más allá del tren. Subimos igual. Lo mismo sucede con las TIC, nos subimos igual. Luego podremos usarlas más o menos, según el lugar que nos toque para enseñar. Pero las usamos. Las usamos para nosotros mismos también. Prácticamente podríamos decir que no podemos vivir HOY  en la era de la radio a galena, o del televisor blanco y negro. Ya no volveremos atrás. No volveremos a usar las tablillas cuneiformes.
        Pero sí, como dice el texto, somos inmigrantes digitales pero nativos pedagógicos, y eso es lo que cuenta. A diferencia de nuestros abuelos, SÍ traemos muchas cosas, muchas cosas. Y las podemos compartir. Vinimos a trabajar, a un mundo que no sabemos muy bien adónde va. Pero podemos darles a nuestros alumnos muchas cosas. Todas las cosas que traemos, y que ellos no conocen. Porque tampoco lo saben todo. Son iguales a todas las generaciones nuevas del mundo: hay que enseñarles. Y aquí estamos nosotros. Vinimos a trabajar.
        Además, nosotros ya nos adaptamos. No teníamos calculadora, no había más que televisión blanco y negro, no había video ni computación. No había impresora, apenas había fotocopiadora, y mucho menos, monitores. No teníamos más que juguetes de plástico, pocas muñecas, algunos ositos de peluche. No teníamos tabletas, no se imaginaba el mundo ni siquiera con computadoras en el hogar (salvo en las películas de ficción) y Robotina existía sólo en el dibujo animado Los Supersónicos: había que barrer con la escoba y no quedaba otra. La computación era de Flash Gordon y con el tiempo fue algo temible como en Terminator: viendo esta película, muchos pensaron que usar la computadora era una forma de acelerar el viaje de este monstruito desde el futuro. La resistencia no se hizo esperar.
        Pero hoy, y fuera del cine en donde todo es posible, sabemos que no todo es posible. Que en muchas escuelas falta todo, y es difícil implementar en todos lados las mismas formas de enseñar. Hay que adaptarse, sin perder nuestro objetivo de enseñar, que sigue siendo importante. Sigue siendo lo más importante. Porque hay que seguir educando, todos los días, en un mundo que no se sabe dónde va.
        Y si se es profesor, se es profesor con todas las formas en que podamos serlo, sin negar ninguna, ni las viejas técnicas ni las nuevas. Porque para ser profesor hay que tener “cintura”, y adaptarse y adaptarnos para lograr el objetivo que tenemos por delante: trabajar para ellos y para nosotros y para todos. Como los inmigrantes. Pero con muchas más posibilidades que podemos aprovechar, si somos profesores y nos gusta educar.