martes, 9 de junio de 2015

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO: la educación "bancaria"

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO
Paulo Freire
La concepción “bancaria” de la educación como instrumento de opresión
La educación tradicional es narrativa, discursiva, disertadora.
Los contenidos tienden a petrificarse, ya que la realidad se transforma en algo detenido, estático, dividido, ajeno a la experiencia existencial de los educandos.
El educador es su agente indiscutible, debe “llenar” a los educandos con los contenidos de su narración. La palabra, así narrada, se vacía y se transforma en una palabra hueca. Los alumnos pasan a ser “vasijas” donde se “depositan” los conocimientos. El que más llene, mejor educador será. El que más se deje “llenar”, mejor educando será.
La educación se transforma en un acto de depositar: el educando hace comunicados (no se comunica) y hace depósitos que los educandos memorizan y repiten. Pasan a ser coleccionistas o fichadores de cosas que archivan en sus mentes.
El saber, en este tipo de educación, es una donación de los que se juzgan sabios a los que juzgan como ignorantes. La rigidez de los roles niega la educación y el conocimiento como lo que debería ser: un proceso de búsqueda.
El educador es el que sabe, es quien piensa, es quien habla, es quien disciplina, es quien actúa, es quien elige el contenido, es el único sujeto (ya que los alumnos son objetos).
La educación bancaria no estimula la crítica, lleva a la pasividad, por lo tanto satisface intereses de los opresores. Éstos tratan de cambiar la mentalidad (y no la situación) de los oprimidos, para dominarlos mejor. Como los considera “ineptos y perezosos”, y por eso están “marginados” de la “sana sociedad”, hay que “ajustarlos” a ella.
Para la educación bancaria, pensar auténticamente es peligroso, puede alertar conciencias, ir contra su “domesticación”. Niega la vocación del hombre de “ser más” para cambiarla por el “tener más”.
El educador “bancario” no puede buscar ser con los otros. No puede percibir que la vida humana sólo tiene sentido en la comunicación en torno a una realidad.
Por eso transforma a los educandos en necrófilos, los que aman la muerte, lo mecánico, convirtiendo lo orgánico en inorgánico, a las personas en objetos. Se nutre del amor a la muerte, y a lo muerto.
El educador bancario no llega a percibir la fuerza deshumanizadora de esta forma de enseñar.
En cambio, la educación liberadora debe conciliar ambos polos: educador y educando. Ambos (se) educan, ambos aprenden. Busca llegar a la esencia, al ser de la conciencia, aplicando el diálogo en un proceso en que crecen juntos los dos.
Busca la emersión de sus conciencias, no la inmersión.
Busca despertar, no anestesiar.
Busca incluir a los hombres en la Historia y en el devenir de la realidad. Hace que los hombres se sientan sujetos en solidaridad con otros.
La educación bancaria ejerce violencia porque evita la conciencia de esta inclusión social e histórica, evitar que los hombres sean sujetos de su propio movimiento.
Superado el autoritarismo del educador “bancario”, educador y educando se hacen sujetos de su proceso y están mediatizados por el mundo con una visión compartida por ambos. El mundo se humaniza con su visión, ya que ambos participan de este proceso.
“Ningún orden opresor soportaría el que los oprimidos empezasen a decir: ¿por qué?”.

Video sobre el pensamiento de Paulo Freire en Youtube
https://www.youtube.com/watch?v=Z71nH_4y7Bo

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